Cuatro instantáneas


Una mujer de unos cuarenta y tres años en un vagón del metro.
Tiene audífonos.
Son las nueve con veintisiete de la noche.
Salió del trabajo hace tres horas.
El tren llega a la terminal.
La mujer no baja.
Se reacomoda en el asiento.
Mira cómo entran los viajantes.
Estará hasta las once recorriendo la línea.
Después irá a su casa donde no puede oír música
porque su esposo está muy cansado,
porque su hijo sigue enfermo.
Donde sólo llega a dormir por unas horas.
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Frente al Vips unos teléfonos públicos.
Mucho ruido para hablar allí.
Dos avenidas grandes cerca.
Un hombre toca una guitarra y canta
a un auricular descolgado.
Una melodía de Roberto Carlos.
Al otro lado de la línea lo escucha una mujer.
Apenas distingue la voz del hombre
entre las conversaciones de los que cruzan
y el ruido de los autos.
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19:23
Aún no obscurece.
Un edificio con las luces exteriores encendidas.
El descanso y las escaleras del tercer piso azules
sobre un fondo gris plata del cielo
y un pardo sucio de la fachada.
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Un perro abre una bolsa de plástico.
Husmea.
Abre el hocico.
Lo enmierda.
La bolsa está llena de papel higiénico.

1 comentario:

dèbora hadaza dijo...

me gusta la de la mujer que no quiere llegar a su casa