
Con mi hermana jugué poco en la infancia.
Demasiada televisión.
Demasiada escuela.
Pero uno de nuestros pasatiempos
era nombrar trabajos que ejerceríamos
en el futuro:
dibujante de las líneas blancas de los mosaicos,
separador de botellas verdes.
De mi lado sólo he cumplido uno,
ser guía turístico.
Lo desempeñé mal:
al concluir el recorrido estaba deprimido:
usar casco espacial durante años
me ha reducido la mirada.
Esto lo entendí mientras un hombre
fumaba y gritaba en griego.
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